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jueves, 19 de enero de 2012

Coccidiosis aviar. Puede pasar desapercibida.

Por: Bernardo Mejía Arango. M.V.Z.  M.Sc.
Fotografías: Bernardo Mejía Arango. Protegidas por derechos de autor. Cualquier  utilización o reproducción, debe contar con  autorización preliminar.

Si usted, en su calidad de profesional responsable de una explotación avícola, considera que en las aves que maneja se presenta coccidiosis y encuentra lesiones macroscópicas clásicas y propias del estado de parasitismo,  el diagnóstico de campo es relativamente fácil. No obstante usted lo debe comprobar con ayuda del laboratorio.

Pero con frecuencia  sucede que el aspecto de la mucosa de intestino, incluyendo la del ciego,  no presenta el aspecto de una coccidiosis clásica, observándose en cambio una serie de lesiones inespecíficas las cuales, a no ser que se tenga suficiente  experiencia, difícilmente  tendrían como  diagnóstico de necropsia una coccidiosis. Ocasionalmente hasta para el profesional que realiza necropsias con frecuencia, le es difícil visualizar algo que indique la presencia de formas evolutivas de Eimeria en la mucosa intestinal, simplemente porque el aspecto macroscópico no da para ello.

                                

En cualquiera de los dos casos,  realizar el diagnóstico en el laboratorio es fácil. Basta con efectuar un raspado de mucosa y observarlo al microscopio. La presencia de  formas evolutivas de Eimeria, se califica  como +, ++, +++, ++++ según el nivel de infestación. Generalmente  las aves  infestadas con Eimerias, excretan ooquistes, pero ocasonalemnte (Y eso lo hemos obserado en infestaciones con Eimeria necatrix) las aves excretan esquizontes, los cuales no son identificables por el laboratorista, si este no tiene experiencia.

                              
                                    
 Igualmente, con frecuencia las aves que padecen coccidiosis no presentan una sintomatología específica y por tanto es probable que a nivel de granja no se sospeche de la presencia de la enfermedad.

                                

Durante 2011, de 456 necropsias de aves comerciales de todos los estados productivos y de diferentes empresas, se  encontraron 73 casos de Coccidiosis, de los cuales un alto porcentaje (60%) no era visible a simple vista, algunos  con score de ++++

Las coccidias  son parásitos pertenecientes al filum de los protozoarios y su nombre de Eimerias  o coccidias como se les conoce comúnmente,  lo  toman del orden (Eucoccida), suborden (Eimeriina) y subclase (Coccidia) a las que pertenecen dentro del  reino protista donde se ubican como protozoarios que son.

Los protozoarios pertenecientes al  suborden Eimeriina se caracterizan porque  tiene  una fase sexuada y una asexuada, dentro de las células intestinales en el caso de las aves, para reproducirse necesitan entrar y salir del epitelio de las vellosidades intestinales,  debido a lo cual se origina, en la mayoría de los casos, un daño clásico en la mucosa del intestino. En una etapa del ciclo se originan multitudes de  microgametos, los cuales son responsables de iniciar nuevos ciclos con el consecuente daño de la mucosa intestinal, en el caso de las aves (Coccidiosis puede encontrarse en otras especies en otros órganos, como por ejemplo en vías biliares, incluyendo la vesícula, en los conejos).
El aspecto macroscópico de este daño, permite  en cierta forma  opinar sobre  la especie de  Eimeria  actuante. Esto se encuentra en fotografías clásicas en los libros de patología aviar, y esto es lo que hace el Médico Veterinario  cuando realiza una necropsia, bien sea en condiciones de campo o de laboratorio emita un diagnóstico de coccidiosis.

                             
Las siguientes imágenes corresponden al aspecto de la mucosa del intestino que se observa en la anterior foto, y el seguimiento histopatológico:


                            
La imagen anterior, es una ampliación con 40X, de la imágen histológica que le precede.
                               
Y los especialistas en parasitología realizan la taxonomía del parásito, con base en la morfología del  ooquiste, el cual corresponde a la forma evolutiva del  parásito  lista para salir del intestino al medio ambiente.  Cuando el ooquiste está esporulado,  tiene una cubierta externa que a su vez consta de  una o dos capas, a veces incluso tres. Puede haber una cubierta membranosa externa.
En uno de los extremos del ooquiste, la pared del mismo es delgada permitiendo la formación de una estructura denominada micrópilo, por donde salen los esporozoitos, responsables de reiniciar  un nuevo ciclo cuando el ooquiste llega a un nuevo hospedero.
La coccidiosis es una enfermedad  que no ataca por igual a las aves; las infestaciones de las aves  no ocurren por tanto al mismo tiempo, así que es posible  encontrar diferentes estados evolutivos en un lote de animales. Cada ave enferma se encarga de eliminar  muchos miles de ooquistes.
Con frecuencia, la  coccidiosis no resulta fácil de diagnosticar, ya que en la forma clásica, sus síntomas se parecen mucho a los de otras enfermedades con un nivel de desgaste físico similar.
Las aves afectadas en forma clásica por  infestación con coccidias,  tienen en general una mala condición física, las plumas  están erizadas, puede haber reducción en el consumo de alimento y finalmente diarrea, cuyas características dependen del grado de afección o mejor dicho de invasión de la mucosa intestinal por las formas evolutivas de la coccidia.
Pocas  veces, o mejor dicho nunca, examinamos el agua o la comida de las aves en busca de las formas evolutivas de las coccidias; examinar al microscopio el sedimento del agua de ciertas partes en la línea de suministro, en busca de ooquistes es posible.  Se puede examinar  la cama en busca de Ooquistes, para  tener un concepto acerca del grado de infestación.
De forma  habitual se hace en la materia fecal, para lo cual hay que utilizar métodos parasitológicos que concentren los ooquistes presentes en la muestra. Se pueden buscar las formas evolutivas de las coccidias o en la mucosa intestinal en el momento de la necropsia, método que constituye la única garantía para saber si existe o no coccidiosis, condición de la que se puede sospechar de acuerdo con el aspecto de la mucosa intestinal. En todo caso se debe verificar  examinando  un raspado de mucosa intestinal al microscopio.
Sin recurrir a métodos de concentración de los Ooquistes para tener una idea del estado del parasitismo en un galpón o en la granja en general, se pueden efectuar evaluaciones (score), haciendo un raspado de la mucosa  de intestino a tres niveles: duodeno, intestino delgado (Que comprende desde la desembocadura de los conductos biliares y pancreático, hasta el residuo cicatrizal del saco vitelino o divertículo de Meckel) y finalmente se hace en el ciego.
Se  realiza en al menos cinco aves;  en el laboratorio se hace un análisis semicuantitativo donde el score se  califica de 1 a 4 (+, ++, +++, ++++). Desde luego este método no es viable en términos económicos cuando se trata de reproductoras y aún en aves de levante para ponedoras.
Clasificar morfológicamente los ooquistes es  cuestión de especialistas, no se hace en los laboratorios de Diagnóstico Aviar a menos que se haya tenido  un entrenamiento. La experiencia ayuda pero no es  suficiente en este sentido. Generalmente esto se hace por las medidas  y por morfología de los estadios evolutivos endógenos: tamaño  en  milimicras,  forma, presencia de  micrópilo, de reticulo polar y de cuerpo residual.
También se utilizan aspectos  evolutivos, de comportamiento y otros como el tiempo de patencia y prepatencia, el tiempo necesario para la esporulación, la especificidad del hospedador, las relaciones con las células hospedadoras y finalmente con el poder patógeno.
Para entender las imágenes que vemos tanto en los raspados de mucosa intestinal, el siguiente es un resumen del ciclo de las coccidias en las aves:
El la materia fecal de huésped se eliminan los ooquistes u oocistos no esporulados; de acuerdo con las condiciones de humedad, luz o sombra, presencia de oxígeno y temperatura  que debe variar entre 10 y 50 °C,  los oocistes  u ooquistes esporulan dando lugar al ooquiste esporulado el cual tiene dentro  cuatro pequeños quistes o esporoquistes que a su vez contienen dos células infectivas o esporozoitos.
Los esporozoitos contenido en los Ooquistes son infectivos para los animales apropiados que los ingieran. Dentro del tubo digestivo del hospedador, se liberan los  esporozoitos los cuales  penetran a las células  intestinales iniciándose una serie de divisiones  asexuales, con salida de las células  epiteliales invadidas, parasitación de otras células y así sucesivamente, hasta completar un número determinado de  fases asexuales o merogónicas.

                        
Después del último ciclo asexuado, los merozoitos penetran de nuevo a las células  intestinales para formar las gametogonias: macro y microgametocitos. La mayor parte de merozoitos forman macrogametocitos, los restantes forman microgametocitos,  que a su vez tendrán múltiples divisiones. La última generación de microgametocitos, por se biflagelada, pueden “nadar”  al salir de las células que los contienen, desplazarse hasta otras células que contengan macrogametocitos, penetrarlas y fertilizarlos.
                           
Se forma luego un cigoto envuelto en una delicada membrana, el cual evoluciona y migra hacia la superficie de las  células intestinales del hospedador, la rompe y sale al lumen del intestino y se incorpora a las heces.
Con base en lo anteriormente expuesto y debido al daño que  induce el parasitismo por coccidias en los planteles avícolas, sobretodo en los de pollo de engorde, es necesario que en lo posible, cuando se hace una necropsia, no importa la sintomatología,  revisar la mucosa intestinal en búsqueda de formas evolutivas de Eimeria, no importa si tiene lesiones macroscópicas de Coccidiosis o no. Es bien conocido el efecto negativo en la conversión alimenticia y en general en la producción de las aves  cuando las células intestinales se encuentran invadidas por las diferentes formas evolutivas de Eimeria.
En nuestra experiencia, la  coccidiosis puede pasar desapercibida, sobretodo en pollo de engorde, cuando no se tiene suficiente experiencia en el diagnóstico y/o cuando no se tiene acceso al laboratorio o simplemente a un microscopio, para examinar en forma directa los raspados de mucosa intestinal, esté visiblemente o no afectada la mucosa.

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